Padres deben hablar con sus hijos sobre la deportación


A veces es difícil hablar con los niños, especialmente cuando son muy preguntones.

Quieren saber de dónde vienen los niños, por qué no pueden ver a Dios o por qué hay personas malas en el mundo. Son preguntas normales, particularmente para niños de cuatro años, como los gemelos de Anastasio Hernández, el inmigrante que murió a manos de la Patrulla Fronteriza el 31 de mayo durante un altercado mientras era deportado a México.

Seguramente esos pequeños ahora se estarán preguntando por qué a veces se mueren los papás prematuramente.

La muerte de Hernández se presta también para un par de preguntas dirigidas a padres de familia que por cualquier razón no tienen documentos para residir legalmente en los Estados Unidos: ¿Ya hablaron con sus hijos sobre la posibilidad de una deportación? ¿Tienen un plan en caso de ser deportados?

No soy psicólogo, y no tengo idea sobre cuál es la edad apropiada para hablar con los hijos sobre temas tan complicados, en especial si son pequeños. Pero es evidente que muchos niños están conscientes de la situación precaria de sus padres.

Quizá el caso más famoso se dio hace algunas semanas durante la visita del presidente mexicano Felipe Calderón a los Estados Unidos. La primera dama, Michelle Obama, se encontraba de visita en una primaria en Maryland cuando una niña de segundo grado le dijo que su mamá le había dicho que el presidente Barack Obama se estaba «llevando» a todas las personas que no tenían papeles.

Las cámaras capturaron el momento cuando la primera dama intentó explicarle a la niña que se tenía que arreglar la situación para que su mamá tuviera los papeles adecuados, para lo que la niña contestó: «Pero mi mamá no tiene ningún tipo de papeles.»

Lo que está claro es que, mínimo, los padres indocumentados deben tener un plan de qué hacer en caso de ser deportados.

Me viene a la mente un caso famoso en San Diego en 2007 cuando tres niños menores de 16 años se quedaron solos y a cargo de una casa de dos pisos luego de que sus padres fueron deportados a Tijuana.

Por varias semanas la mayor estuvo a cargo de pagar la hipoteca de la casa, vender los carros de los padres y los muebles y cuidar a sus hermanos pequeños mientras intentaban preparar todo para reunirse con sus padres en Tijuana.

Regresando al tema de Hernández, desconozco si la familia había platicado con sus hijos sobre la posibilidad de que él fuera deportado, o si tenía un plan de contingencia en caso de que algo pasara. Solicité hablar con la familia pero como es entendible, en estos momentos prefieren no hablar con los medios.

En muchos casos es normal que los padres deportados regresen al país ilegalmente para reunirse con sus hijos. Aparentemente es lo que estaba haciendo Hernández cuando tuvo un altercado con agentes de la Patrulla Fronteriza al momento de su deportación y recibió una descarga eléctrica. Después quedó en un estado de coma y murió de un paro cardiaco. Su muerte fue catalogada como homicidio por el médico forense, y la policía de San Diego está investigando el caso.

Pero los padres necesitan tener un plan que vaya más allá de esperar que ellos regresen ilegalmente al país, especialmente dadas las dificultades y los peligros de cruzar la frontera por las montañas y desiertos.

«Siempre hay que estar preparados», dijo Pedro Ríos, del Comité de Amigos Americanos, que a lo largo de los años ha visto de cerca cómo las deportaciones de padres han dejado vulnerables a los hijos que dejan atrás.

Ríos dijo que los padres indocumentados corren el riesgo de que cualquier contacto con las autoridades pueda resultar en su deportación, y sugirió tomar las siguientes precauciones:

  • Tener designada a una persona que pueda hacerse cargo de los niños, por lo menos de manera temporal. Esto puede incluir su cuidado diario pero también una persona a cargo de transportarlos del hogar a la escuela.
  • Tener un plan sobre qué hacer con las responsabilidades de la familia, como deudas inmediatas que pongan en riesgo los bienes de los deportados.
  • Anticipar si el plan es que la familia se reúna finalmente en su país de origen o si van a permanecer separados permanentemente. Además, tener organizados documentos importantes como actas de nacimiento y papeles de la escuela.

«Igual como se prepara uno para un incendio, hay que prepararse para una deportación», dijo Ríos.

Es una pena que niños tan pequeños tengan que pasar por eventos traumáticos como la deportación de sus padres, o en el caso de Hernández, la muerte de su padre. Se supone que la reforma migratoria integral resolvería muchos de estos problemas, pero sigue estancada en el Congreso.

Mientras tanto, los padres indocumentados deben estar preparados con un plan. Quizá igual de crítico, deben tener listas las respuestas para esos niños preguntones, que sin duda van a querer saber por qué hombres uniformados se llevaron a papá.